domingo, 1 de mayo de 2011

Sistema político y burocracia básica en el reinado de Enrique VIII: I Parte

Estructura básica: Cargos principales y funciones.

Desde la edad media, la estructura de la monarquía inglesa se había mostrado muy superior a la de los reinos coetáneos, siendo en cambio la que en comparación le concedía al monarca un poder más limitado. Ese sistema monárquico estaba estructurado en dos núcleos que con el tiempo habían ido evolucionando internamente hasta perder la independencia que lo había caracterizado durante más de un siglo, y que sería reestablecida una década posterior a la llegada al trono de Enrique VIII. Uno de esos núcleos de poder establecido era la Casa real, y el otro se trataba de un Consejo que durante ya empezaba a sentar las bases para ser mantenido de forma permanente y regular. Un rasgo característico que determinó el desarrollo político de este reinado fue que la burocracia de estado dejó de ser prerrogativa de la nobleza, y de ese modo hombres eficientes se abrieron camino hacia cargos que anteriormente habían estado reservados para nobles que en la mayor parte de los casos no tenían ninguna capacidad para desenvolverse en las funciones que debían desempeñar. Por eso, una de las tácticas empleadas por Enrique VIII fue situar a esos hombres eficientes en posiciones clave, y disponer de los que requerían un menor peso político, pero otorgaban mayor rango, para depositar en las manos de la más alta nobleza, aquella con la que un soberano debía cumplir de manera continuada.

Ya entonces existía una administración central compuesta por una parte por la sede en el palacio de Westminster del Exchequer, que se encargaba de la política monetaria y el control de las finanzas, y por otra parte, por una compleja secretaría dividida en tres despachos principales, uno para cada sello (el sello, el sello privado, y el gran sello), despachos que a su vez estaban estructurados en diferentes departamentos burocráticos. A pesar de que desde el siglo XV se había instaurado en la monarquía inglesa el uso de la firma manual del monarca, fue de gran relevancia el uso de los sellos.


Era el gran sello el que habitualmente debía aparecer en los documentos de caracter oficial, y por ello seguía rigurosos requisitos protocolarios. Legalmente quedaba bajo la supervisión del Lord canciller y en menor medida del Master of the rolls, que se ocupaba de que todos esos registros fuesen guardados y cerrados por los letrados del tribunal de la cancillería. Este tribunal contaba además con la figura esencial del secretario de Hanaper cuya función específica era encargarse de los casos fraudulentos. Un dato destacable en referencia al sello y al sello privado, es que ambos se movían con el rey cuando la corte se transladaba, involucrando a un cargo esencial: el Secretario del rey, que Thomas Cromwell había convertido en el puesto ministerial más alto, desembocando ésto en que tras su ejecución y en los últimos años del reinado de Enrique VIII, ya no había un único secretario del rey, sino dos, haciendo así frente a las labores burocráticas que debía desempeñar dicho cargo. Para el buen funcionamiento y resguardo del sello se designaban además de manera simultánea cuatro secretarios del sello.


Great seal of Henry VIII. Antique wood engraving, 1845

Si queremos adentrarnos en el sistema político de la época es imprescindible nombrar los que eran los más altos funcionarios del reino, siendo la mayoría cargos que continúan funcionales en la Inglaterra de la actualidad, dentro de las limitaciones lógicas que conllevan los quinientos años de diferencia. A partir de 1421, el cargo de Comisario mayor había disminuido en relevancia hasta el punto de quedar vacante y ser exclusivamente recuperado para actos honoríficos, coronaciones, o ante la necesidad de tomar el mando en la cámara de los lores del parlamento o algún tribunal específico. Durante el reinado de Enrique VIII, fueron Thomas Howard, 3er duque de Norfolk, y posteriormente el canciller Thomas Audley, quienes asumieron este cargo en las diferentes ocasiones en las que fue requerido. Probablemente por su uso inusual, el cargo de mayor relevancia fuese precisamente el de Lord canciller, que además de encargarse de la protección del gran sello, era el responsable del buen funcionamiento del tribunal de cancillería, y de igual modo, desenvolvía una implicación fundamental tanto en el consejo de ministros como en el consejo privado. Solía ser también el presidente de la cámara de los lores, el vocero, o el que era designado como Comisario mayor si así lo pedían las circunstancias.

El cargo de Lord canciller era seguido en importancia por el Tesorero mayor, que tenía bajo su control la administración de las finanzas del reino, aunque no en exclusividad, pues ese papel era desempañado por la cancillería del Exchequer. Este cargo suele ser confundido con el de Tesorero de la casa, siendo en realidad muy diferentes, tanto en funciones, como en relevancia. Cinco cargos más completaban esa lista de altos funcionarios del reino. En primer lugar habría que hablar de un Presidente del Consejo. La mayor parte de este reinado, dicho cargo fue cubierto por Charles Brandon, amigo íntimo del monarca. Otro cargo relevante era el de Lord del sello privado, cuya importancia radicaba en que se encargaba de resguardar el sello privado del monarca, sin ir más lejos en sus funciones. Por otra parte era designado un Gran Chamberlain, cuyo requesito esencial era portar la espada de Estado en las sesiones parlamentarias, además de ocupar puestos honoríficos en actos oficiales, en especial en coronaciones, donde su participación era fundamental. Este cargo fue por mucho tiempo hereditario entre los condes de Oxford, y al igual que sucede con el de Tesorero, es a veces confundido con el Lord Chamberlain de la casa real. Los dos últimos altos cargos que se designaban eran el de Mariscal y el de Lord Almirante, siendo éstos los encargados militares al mando del colegio de armas, y de la marina real, respectivamente. Una característica muy curiosa, pero no demasiado sorprendente si tenemos en cuenta las costumbres en el designio de los cargos, es que esos puestos solían ser ocupados por políticos que nunca habían entrado en combate.

Durante el reinado de Enrique VIII, el cargo de Alto Condestable de Inglaterra pasó a formar parte de la Corona tras la ejecución de Edward Stafford, duque de Buckinghan, en 1521, y desde entonces fue tan sólo recuperado para las coronaciones.


Perspective view of the old Palace of Westminster in the reign of Henry VIII (H. J Brewer, 1884)


El Parlamento: poder legislativo

Desde el siglo XIV, el Parlamento estaba dividido en dos cámaras, la Cámara de los comunes (commune concilium), y la Cámara de los lores (magnus concilium), estructura que sobrevive en el régimen democrático actual, aunque con un equilibrio de poderes diferente al de entonces. Las funciones del parlamento habían empezado siendo muy elementales y reducidas, sin embargo, cobró gran importancia en el reinado de Enrique VIII, ya que era necesario para legitimar las decisiones tomadas por el rey. Es curioso mencionar que Enrique VII no convocó el parlamento más que siete veces en veinticuatro años, y que siempre que lo hizo fue referido a impuestos o subsidios. Hasta Wolsey, Enrique siguió la costumbre de su padre, pero llegó la cuestión del divorcio, y la asistencia de Cromwell le hizo notar que para desafiar a la Iglesia y estructurar los cambios para nuevas leyes, necesitaría el apoyo parlamentario. De este modo el rey pudo obtener una representación legislativa en el parlamento y gobernar mediante las actas, supeditadas a la ley natural y de jurisdicción ilimitada para la corona.

La división de las cámaras siempre era la misma. Junto a los nobles, los obispos y arzobispos eran denominados los lores espirituales, y siempre pertenecían al magnus concilium. Y en cuanto a la cámara de los comunes, estaba formada por burgueses y gentilhombres, previamente designados por las personalidades más notables de sus respectivos condados. Sin embargo, el control del rey aquí también se evidenciaba en que tan sólo las ciudades y condados que él eligiese podían enviar un representante a la cámara de los comunes, por lo que de ese modo se podía mover hacia condiciones favorables a la hora de tomar decisiones.

Muy importante fue el cargo de Procurador general, que actuaba como asesoría jurídica del monarca y en determinados casos fiscal del reino. De gran importancia fue también la Star chamber (Cámara estrellada), el tribunal de justicia que se convirtió en el principal arma de la monarquía contra las revueltas y sediciones, porque se encargaba de todos aquellos casos que aunque no atentaban contra la ley vigente, se consideraban reprobables moralmente, y por tanto podían ser castigados si así se decidía. Este tribunal se complementaba con el tribunal de la cancillería, y estaba formado por los consejeros privados y por jueces de derecho común. Durante el reinado de Enrique VIII, estuvo hasta 1529 bajo la supervisión de Thomas Wolsey, y a partir de 1533, pasó a ser supervisado por el arzobispo Thomas Cranmer.

Otro cargo destacable era el Condestable de la Torre de Londres, que debido a la gran cantidad de ajusticiados y prisioneros, tenía una participación muy amplia en el proceso desde las detenciones hasta las ejecuciones.


Bibliografía:
Historia moderna, de Bartolomé Bennassar, François Lebrun y Michel Denis
El estado absolutista, de Perry Anderson
Historia moderna universal, de Alfredo Floristán Samanes
La edad moderna: siglos XVI-XVIII, de Alberto Tenenti
The Tudor Revolution in Government, Geoffrey Elton


Otras fuentes de consulta puntual:
Enciclopedia británica y wikipedia

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