viernes, 27 de mayo de 2011

Sistema político y burocracia básica en el reinado de Enrique VIII: II Parte

Espero que esta lectura sirva para conocer de forma breve, pero concisa, la mayoría de los movimientos estratégicos que llevó a cabo este político excepcional, y voy a comenzar por un resumen de las actas y leyes más destacables que fueron promulgadas por su labor. Aunque el concepto como tal no existió hasta el siglo XVIII, Thomas Cromwell ejercía las funciones de un Primer Ministro, que en la práctica gobernaba Inglaterra, como la historia puso de manifiesto.
Reinado de Enrique VIII: Gobierno de Thomas Cromwell (1532-1540)

Thomas Cromwell ha sido muy ensombrecido por algunos historiadores a causa de su ambición, de su crueldad política, y del saqueo de la Iglesia, pero la mayoría coincide en que también se trataba de un genio administrativo, y del mejor asesor que tuvo Enrique VIII, otorgándole el método para emplear el Parlamento como forma de gobierno mediante actas supeditadas a la ley natural, y dando así las bases institucionales para la futura estabilidad de la constitución inglesa, a través de una monarquía constitucional, no absoluta, como era el caso en países como Francia, que había logrado un dominio de la Iglesia mediante un concordato con la santa sede, al que había aspirado Inglaterra con anterioridad.

A Cromwell se le atribuye haber sido en gran medida el arquitecto de la escructura de la reforma religiosa de la iglesia de Inglaterra, así como de la administración de Estado, y de la mayoría de las grandes iniciativas legislativas de su tiempo, que él mismo se encargó de idear y de redactar. Por eso, su intervención fue un factor decisivo tanto para determinar la anulación del primer matrimonio del rey, como para lograr esa supremacía de la corona que dominaría la Iglesia de Inglaterra bajo un control sin precedentes, que allanó el terreno a todos los que vinieron después. Hasta ese momento, el poder legislativo había estado reservado a Dios, siendo delegado por tradición en el Papa, por lo que esta revolución atentaba contra dogmatismos que hasta entonces parecía impensable cuestionar.

Ya en 1529, Cromwell había sido nombrado mediante la intervención de Wolsey, como diputado del Parlamento de la Reforma, y se había convertido por propios méritos en el gestor principal del rey. Pero su mayor influencia llegó a partir de 1532, cuando fue elegido para ocupar puestos ministeriales clave que irían aumentando sucesivamente permitiéndole instituir reformas revolucionarias tanto en la administración financiera, como en la religiosa.

Cromwell se decidió entonces a llevar a la práctica la idea de un estado soberano que no reconociese autoridad superior, basándose en el concepto de un imperio con una representación parlamentaria legislativa, y los movimientos políticos más significativos para lograr establecer el reino independiente que sería la solución a los asuntos que concernían al rey, fueron en primer lugar la Súplica contra los Ordinarios y la Sumisión del clero, ya que con el rechazo de los comunes a la independencia jurisdiccional de la Iglesia en Inglaterra, y la sumisión sin reservas del clero a la corona, se abrió paso hacia una reforma institucional que renovaría los cimientos en los que se había sostenido hasta entonces. En segundo lugar, en ese mismo año, 1532, Cromwell consiguió que el Parlamento aprobase tres actas de suma importancia, el Acta de restrincción de Anatas que significaba la retención de todos los recursos legales que iban a parar a Roma, el Acta para los nombramientos eclesiásticos, que acompañaba a la anterior, y en especial, el Acta de restrincción de Apelaciones, prohibiendo de ese modo apelar sentencias a tribunales extranjeros.

Además, se convocó una asamblea para amenazar al clero con juzgar todas las transgresiones cometidas por la Iglesia en el pasado, de no recibir a cambio una compensación económica. Todo ello derrocó la independencia constitucional de la Iglesia, e hizo que el rey fuese ahora el legislador supremo, declarándose que Inglaterra, junto con su rey, se proclamaba independiente, sin deber ya lealtad a ninguna institución religiosa o política de su tiempo. No se puede hablar sin embargo de soberanía nacional, porque ese concepto no fue aceptado comúnmente en el siglo XVI, pero esa es la base de la política de Cromwell, y el mejor modo de entenderla desde nuestros días.

En 1533, había acumulado ya una multiplicidad de oficinas, entre ellas, era el secretario del rey, que equivaldría al cargo de secretario de Estado, aunque el termino no fuese utilizado como tal hasta William Cecil. Acompañaban a ese cargo principal, secretario del hanaper, master of the rolls, canciller del Exchequer, consejero privado, entre otros, y estaba cerca de ser nombrado viceregente del rey, lo que le daría el control sobre prácticamente todos los aspectos de gobierno. Durante ese año, se llevaron a cabo reformas menores, que no serían abolidas hasta el siglo XIX. Entre ellas, la Ley de Sodomía, o la Ley del permanente silencio que promulgaba que todo aquel que se negase a declarar en un juicio, perdería el derecho a beneficiarse del clero. De igual importancia fue el acta que a mediados de 1533, abolió el pago del Óbolo de San Pedro a Roma.

Ya en 1534, Cromwell logró que el Parlamento aprobase varias actas fundamentales para el proceso de la reforma. En primer lugar, se aprobó el Decreto de proscripción, y se exigió mediante un acta que todos los adultos hiciesen un juramento de fidelidad al monarca. Además, Cromwell redactó el Acta de Supremacía Real, junto a una Ley de Sucesión, siendo ambas complementadas por el Acta de Traiciones, que suponía la condena a muerte de todo aquel que se opusiese a la cuestión de la ruptura con Roma, y al derecho de sucesión a la corona de los hijos del nuevo matrimonio del rey. Por otra parte, ese mismo año se aprobó el Acta de Primicias y Décimas, que estableció que en adelante la Iglesia pagaría a la corona la primera anualidad de cada beneficio eclesiástico, y también la décima parte del ingreso anual. Así como los impuestos de Wolsey no habían obtenido resultados, esto supuso un éxito financiero, y Cromwell siguió ganando posiciones en el reino, siendo designado también como rector de la universidad de Cambridge, tras la detención y ejecución de Fisher.

Cromwell siempre tuvo dos objetivos esenciales, y además de esa remodelación de los órganos centrales del gobierno, tomó medidas para lograr una uniformidad territorial, y por ese motivo, en 1535 redactó el Acta de Calais, con la intención de reformar la administración del reducto inglés en suelo francés. La propuesta fue primeramente aproba, pero no llegó a hacerse efectiva. Mucho mayor importancia y eficiencia obtuvo el Acta de Unión, en 1536, que supuso la integración de Gales a Inglaterra, con la división del territorio de Gales y de las marcas galesas en condados. Mediante este acta se introdujeron comisiones de justicia bajo las leyes inglesas, en detrimento de las galesas. Mucho más complicada fue la cuestión en Irlanda, y siendo consciente de que no podría obtener los mismos resultados que en Gales, intentó fortalecer las áreas bajo dominio inglés, y someter a los grandes señores y clanes irlandeses, desencadenando una guerra en ningún momento había pretendido, y que supuso un fracaso que distaba mucho de los acontecimientos de Gales.

En 1536, a pesar de los problemas matrimoniales del rey, que obligaron a renovar algunas de las leyes anteriores, como la de Sucesión, volvieron a notarse cambios en la estructura del gobierno. El Consejo privado dejó de ser un órgano informal, pasando a ser una institución adecuada para una mejor toma de decisiones, y se convirtió en un órgano oficial, con funciones más definidas que antes. También se consolidó la Star Chamber, el alto tribunal, y se aprobó el Acta de Roma, obligando a todos los estudiantes de teología y clérigos, a negar previamente cualquier relación con los estudios romanos. Además, se dividió la gestión financiera del reino entre algunos departamentos especializados. En esa fecha, el Exchequer se encargaba de administrar las propiedades antiguas del patrimonio real, y todo lo relativo a los impuestos. La oficina de General Surveyors administraba las rentas de los bienes confiscados a los enemigos de la corona, y el Tribunal de Wardships se encargaba de tratar sobre los derechos feudales del rey. Más adelante, se incorporó el departamento llamado Tribunal de aumento, encargado de establecer los ingresos provenientes de la disolución de los monasterios.

Ya desde 1535 se había estado preparando dicha ley, la Ley para la disolución de los monasterios menores, y gracias a la venta de los bienes expropiados, la corona llegó a enriquecerse. Pero no fue tan sólo pensado como necesidad financiera, puesto que de esta forma Cromwell pudo recompensar a la nobleza que había apoyado su política de reforma religiosa, y además puso fin a uno de los principales obstáculos, las órdenes religiosas.

En 1539, se estableció otra ley, que fue conocida como el Acta de Decretos o la Ley de la Corona estableciendo que los decretos reales tendrían el mismo efecto que las leyes aprobadas en el Parlamento, lo que resultó ser un refuerzo considerable de la potestad del rey. Pero no tuvo los resultados esperados, y además, ese mismo año llegó la única ley que Cromwell redactó bajo presión real y parlamentaria, viéndose obligado a promulgar algunos de los principios católicos con los que no estaba de acuerdo. Esa nueva ley, fue conocida como Los Seis Artículos, y supuso un golpe para todos los reformistas, regresando al dogma de la transubstanciación, el voto de castidad, la prohibición del matrimonio en los sacerdotes, la validez de las misas privadas, la comunión en sus principios doctrinales cristianos, y la confesión más estricta. Sus intentos por evitar esta ley, fueron en vano, y algunos, él mismo, cayeron por estas doctrinas. La ley más importante desde entonces, llegó ya en 1540, y fue la segunda ley de disolución, que se renovó tras los beneficios obtenidos en 1536.


Bibliografía:
The Tudor Revolution in Government, Geoffrey Elton
Historia moderna universal, de Alfredo Floristán Samanes
El estado absolutista, de Perry Anderson
The Rise and Fall of Henry VIII's Most Notorious Minister, de Robert Hutchinson


Otras fuentes:
Wikipedia

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